En los procesos de diseño y construcción sostenible, la búsqueda del confort integral está ligada a poder ofrecer espacios saludables, que brinden a los usuarios finales las condiciones óptimas para el tranquilo desarrollo de las actividades propias de cada espacio.
El confort visual va mucho más allá del simple hecho de ser capaces de ver lo suficientemente bien para poder llevar a cabo una tarea, ya que cuando se habla de confort visual se deben considerar diferentes aspectos cuantitativos y cualitativos de la luz en los espacios.
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En cuanto a los aspectos cualitativos, es importante conocer las propiedades del color de la luz, ya que diferentes fuentes de luz ofrecen diferentes valores de Índice de reproducción cromática (IRC), el cual hace referencia a la capacidad de mostrar los colores “reales” de los objetos, tomando como referencia la luz natural. Debido a lo anterior la luz natural siempre ofrece un mejor comportamiento que cualquier solución de iluminación artificial.
En el diseño de la luz en los espacios interiores es importante considerar la distribución y uniformidad de la luz, con el fin de conectar el diseño arquitectónico con las propuestas de iluminación en el espacio, y de esta manera evitar deslumbramientos o brillos luminosos indeseados en el campo visual de los usuarios; un ejemplo de esto es no plantear tableros o pantallas en el mismo plano que una ventana, ya que se generará un alto contraste, limitando la claridad de la imagen que se desea percibir, además de generar fatiga visual y posibles dolores de cabeza.
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Además la selección de materiales al interior debe ser consecuente a los objetivos lumínicos del espacio, ya que la variación de las reflectancias de los acabados es un factor importante que afecta no sólo la calidad lumínica de los espacios, sino también el confort visual de los usuarios. (Córica et al., 2018).
Dentro de los aspectos cuantitativos de la luz en los espacios, es importante tener claridad del uso final de la edificación, ya que cada actividad o tarea requiere un distinto nivel de agudeza visual, y con esto un nivel de iluminancia diferente para evitar que los ojos tengan que realizar esfuerzos innecesarios en el desarrollo de cada actividad. Un ejemplo de esto es que no se requieren los mismos niveles de iluminancia en una bodega, en un aula de clase o una sala de cirugía; cada actividad requiere un nivel de iluminación y atención al detalle diferente.
Las buenas apuestas de iluminación natural consideran todos los aspectos aquí mencionados, logrando espacios con alta calidad lumínica, reduciendo consumos energéticos por iluminación artificial.
Desde Exiplast se apoya en los procesos de diseño de la luz natural en los proyectos arquitectónicos, aprovechando la quinta fachada como recurso arquitectónico que permita el ingreso de iluminación natural al espacio de manera uniforme. Para realizar la correcta elección de una alternativa de iluminación natural se deben tener en cuenta algunas variables como: el área y la altura del espacio, acabados arquitectónicos del espacio interior, ubicación geográfica y orientación del proyecto, además del uso final del espacio para conocer las necesidades visuales de los usuarios del proyecto. Con esta información es posible tomar decisiones en la envolvente arquitectónica para lograr los niveles de luz que el espacio requiere.
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Referencias Córica, L., & Ruiz, M. A. (2018). Aspectos cuantitativos y cualitativos de la luz solar en recintos urbanos de alta densidad edilicia en climas soleados (período invernal). Revista hábitat sustentable, 8(1), 16-27.
