La eficiencia energética de un edificio está ligado a varias decisiones proyectuales; aspectos como la orientación, el diseño de las fachadas, las cubiertas, la ventilación, la iluminación y la selección de materiales, llámense tejas traslúcidas, pisos, revestimientos, etc, afectan los diferentes los consumos energéticos que puede tener una obra construida en la etapa de operación.
Las diferentes estrategias de eficiencia energética de un proyecto buscan reducir los consumos del edificio sin sacrificar el confort de los usuarios finales, en este punto es importante considerar que cada elemento constitutivo del proyecto tiene algunos retos relacionados con el contexto climático exterior.
Un ejemplo de esto es la cubierta, la cual en climas de bajas latitudes, es el único elemento del proyecto que recibe radiación solar durante todo el año todo el día, lo que la convierte en un elemento con altas probabilidades de sobrecalentarse y transmitir energía térmica al espacio interior. Con el fin de dar una buena respuesta a esta condición se debe conocer y plantear el nivel de aislamiento térmico que requiere la cubierta para cada proyecto y clima en particular.
En este punto se vuelven importantes las propiedades de conductividad térmica, la cual es el flujo de calor, por metro cuadrado, que atraviesa un metro de espesor del material, con una diferencia de temperatura de 1°C entre las dos caras. La conductividad térmica se expresa generalmente en W/m°C; entre más alto sea este valor, más conductor es el material y entre más bajo, más aislante es el material. Es independiente del espesor del producto arquitectónico, por lo cual es necesario considerar las propiedades de resistencia térmica y transmitancia térmica valor U, propiedades que consideran tanto la conductividad térmica del material como el espesor en el producto que se utiliza en el proceso constructivo.
Adicionalmente la cubierta traslúcida, es un elemento que permite aprovechar de manera óptima la iluminación natural, ya que a través de esta se puede lograr una mayor homogeneidad en el ingreso de luz a todos los espacios del proyecto. Para esto es importante considerar algunas propiedades del material traslúcido, como el LT (Transmisión de luz visible) el cual debe ser el más alto posible y SHGC (Coeficiente de ganancia térmica solar) el cual debe ser el más bajo posible, con el fin de poder tener altos estándares de confort lumínico y térmico en el espacio interior.
Por todo lo anterior podemos concluir que la cubierta, ya se traslúcida u opaca, se vuelve uno de los elementos de la envolvente de un proyecto arquitectónico que más impacto puede tener en la eficiencia energética del mismo; por un lado en aspectos térmicos, donde puede generar mayor o menor demanda de sistemas de climatización (aire acondicionado o calefacción), y por otro lado puede reducir la dependencia de los sistemas de iluminación artificial al generar estrategias de iluminación natural por cubierta en los diferentes espacios. Exiplast ha desarrollado una serie de soluciones arquitectónicas en poliéster reforzado con fibra de vidrio (PRFV) con los requerimientos térmicos y lumínicos necesarios para dar una respuesta óptima en cada proyecto y clima en particular, soluciones para cubiertas traslúcidas como Tejaluz o GIP aportan a la consecución de todos los objetivos de iluminación natural y confort térmico en los espacios, transformándose en la mejor opción del mercado para el desarrollo de cubiertas de alto desempeño.
